Aprendiendo de la Torre Pelli


Los sevillanos somos dados a las polarizaciones en los temas que afectan a nuestra ciudad. El caso de la Torre Pelli no podía ser una excepción y la polarización se visualiza entre partidarios de la conservación del patrimonio frente a partidarios de la modernidad, escenificado por dos plataformas ciudadanas, la Plataforma Ciudadana Túmbala y Sevilla se Mueve. ¿Por qué la wikipedia se decanta por esta última posición y ni siquiera menciona el nombre de la primera plataforma?

Una torre significa un uso extraordinariamente intensivo del suelo. Este uso extraordinariamente intensivo origina un flujo también extraordinario de entradas y salidas, de movimiento concentrado en un punto. Las torres surgen en ciudades en extrarodinario ritmo de crecimiento creadas prácticamente ex-nuovo, con gran intensidad de capital por unidad de superficie, particularmente financiero y de grandes corporaciones . Es el modelo Nueva York extendido  a las emergentes ciudades asiáticas y de Oriente Medio y con presencia en determinadas áreas centrales de las ciudades globales que cuentan con una city de negocios. Entonces pregunto: ¿Tiene algo que ver esto con Sevilla? ¿Qué tipo de necesidades trata de cubrir un edificio como la Torre Pelli? ¿Qué significa modernizar la ciudad en el siglo XXI? ¿Qué tipo de iconos permiten transmitir mejor esa imagen de modernidad? ¿Qué gana y qué pierde la ciudad de Sevilla apostando por el modelo de torres en altura a una ciudad como Sevilla?

Seré breve en las respuestas, tratando de interrelacionarlas, y dejo paso al debate. En primer lugar, afirmo que la Torre Pellino responde a la necesidad de espacio para oficinas de negocios, claramente excedentaria en la ciudad como consecuencia del Tsunami urbanizador que hemos padecido. Por otra parte una entrada ya saturada de la ciudad, como esta, no necesita el flujo de coches entrando y saliendo en este punto, provocado por el efecto sumidero que va a generar un aparcamiento subterráneo previsto para 2700 vehículos.  Sólo se justifica por necesidades simbólicas, por la querencia de ser modernos haciendo un rascacielos con un retraso de cien años. Y por la necesidad económica de los propietarios del suelo, Puerta Triana, de obtener grandes plusvalías y del ayuntamiento de justificar las cuentas del Plan General de Sevilla con las licencias de obras y los convenios urbanísticos que median en estas operaciones. Ese modo de hacer urbanismo, propio del siglo XX, es impropio del siglo XXI, que habrá de repensarse para transformar y mejorar la habitabilidad y sostenibilidad de la ciudad sin crecer y aumentar continuamente su superficie construida, movido por una espiral especulativa. Espiral que el estallido de la burbuja inmobiliaria ha demostrado como una ilusión quimérica. La Torre va a perjudicar la movilidad y por tanto la habitabilidad dela ciudad. Eneso perdemos claramente.

La segunda cuestión tiene que ver con los símbolos de la nueva contemporaneidad. La espectacularidad de este proyecto está ligada a la sociedad del final de la civilización industrial. Es su canto del cisne, por mucho que la operación, como no puede ser de otra manera, se venda como edificio sostenible. ¿Puede ser sostenible un edificio innecesario?. Tenemos que buscar  nuevos símbolos, menos espectaculares, que nos muestren como va a ser la ciudad del siglo XXI. La apuesta de La Caixa, de recuperar el patrimonio de las Atarazanas como espacio público y gran equipamiento sociocultural es mucho más inteligente y va en esta dirección. Como lo van también medidas tomadas por el anterior ayuntamiento para la mejora de la habitabilidad y el espacio público ganando la ciudad para el paseante: la apuesta por la bicicleta y por el transporte público electrificado en el entorno de la catedral, por ejemplo, es un icono que recogen continuamente nuestros turistas y que nos anticipa como puede ser la ciudad del siglo XXI, pensada para disfrute de los ciudadanos y dónde el coche pasa a un segundo plano.

Sevilla necesita apostar decididamente por ese modelo, rehabiltar sus barrios y revitalizarlos, con criterios de sostenibilidad económica, social y ambiental. Esa es la empresa que debemos emprender con decisión, con liderazgo público y movilizando a sus empresas y emprendedores hacia la creación de empleo en sectores de futuro y que nos permitan reducir nuestra factura energética y las emisiones de CO2. El sector de la construcción reconvertido hacia la rehabilitación ecoeficiente será un potente motor de empleo. Es en esa dirección en la que debemos avanzar y no sosteniendo, contra viento y marea, un proyecto al que no le salen hoy las cuentas por la caída del precio de las oficinas en un mercado saturado y que ha perdido todo interés para el inversor.

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Acerca de estebandemanueljerez
Profesor e investigador en la acción por el Derecho a la Ciudad. Me emergen ensayos y relatos, de tarde en tarde poemas. Trabajo como profesor en la Universidad de Sevilla y colaboro con el Taller Ecosocial.

11 Responses to Aprendiendo de la Torre Pelli

  1. Antonio García says:

    En el contexto actual, además, tenemos que añadir algunos otros peros. Con un horizonte en el que está por ver qué pasará con muchos servicios públicos no tendría sentido alguno que la administración acabe comprando o alquilando oficinas en la torre… tiempo al tiempo

  2. Fran says:

    La Torre no perjudica la movilidad, la movilidad la perjudica el número de metros cuadrados dados a la parcela. Así que completamente en desacuerdo contigo Esteban, un rascacielos no es un modelo de hace cien años, sino una tipología arquitectónica contemporánea que está presente en cualquier ciudad como cualquier otra tipología. Es oportunista centrar el «colapso del tráfico» en relación a la altura de un edificio, porque tú, como arquitecto y buen profesor que res, sabes que lo que afecta al colapso del tráfico son los m2 edificables por parcela, ya sean repartidos en bloques de 5 plantas o en una sola torre de 40. Negar que los rascacielos no tengan un lugar en las ciudades del siglo XXI es negar la evidencia, y más cuando esta torre cumple la normativa europea de edificiación que le otorga Calificación A en cuanto a edificio sostenible. No podemos dejarnos cejar cegar por la altura, ya sea para bien o para mal.

    • No es un problema de altura, en primer lugar, sino de inutilidad. Insisto, ¿es necesaria en una ciudad en la que sobran miles y miles de metros cuadrados de oficinas?

    • Estoy de acuerdo contigo. No baso mi argumento en la altura, sino en el número de aparcamientos, 3066, en un lugar crítico de la ciudad. Se va a producir un efecto sumidero como en el Aparcamiento del Duque y los arquitectos tenemos la obligación de avisarlo. El edificio es innecesario por que su uso, el de oficinas, que está tan excedentario como el de viviendas. Y no estamos como para permitirnos invertir dinero, energía y materiales en edificios inexistenes. La Torre incrementa nuestra huella ecológica. Y ahora, la prioridad, es reducirla exactamente a la mitad de la que tenemos. Los arquitectos tenemos que pensar en cómo iniciar la transición hacia un área metropolitana de Sevilla adaptada a un escenario de reducción drástica de la disponibilidad de energía barata. Y ponernos a trabajar en ello sin perder tiempo. Ese es el reto contemporáneo

  3. miguel says:

    Seguimos polarizando el debate. ¿una torre supone un uso intensivo del suelo? Sí, pero no más que cualquiera de las miles de urbanizaciones que se han construido en los alrededores de Sevilla en los últimos años. Eso si que ha sido copiar el modelo urbano anglosajón. 50 casas unifamiliares del Aljarafe son infinitamente más insostenibles medioambientalmente que la Torre Pelli, que por su localización permite llegar a ella en transporte público o en bicicleta. Discrepo que la construcción de una torre sea cosa del pasado o de hace 100 años. En Barcelona, Madrid y Londres en los últimos dos años se ha inaugurado edificios de estas características. ¿Es la Torre Pelli imprescindible para la ciudad de Sevilla? No. Pero sin duda, me parece el menor de los problemas de esta ciudad. Centrémonos los ciudadanos de Sevilla, de una determinada ideología y pensamiento, en denunciar, por ejemplo, el uso del vehículo privado en el centro de la ciudad, eso si es verdaderamente un uso extraordinariamente intensivo del suelo, …y de tantas otras cosas. Saludos¡

  4. Fran says:

    Échale un ojo a esto Esteban:

    «Se critican también aspectos económicos o el impacto en la movilidad urbana, ambos argumentos discutibles: si la construcción de la torre se detuviese, esto supondría un descalabro económico para la ciudad, tanto por la pérdida de revitalización económica que representa, como por los futuros puestos de trabajo que la obra, el edificio y su zona comercial adyacente generarán (indemnizaciones aparte). Respecto a la movilidad, las tipologías verticales y la densificación de la ciudad acaban favoreciendo la cultura del transporte público, que los modelos dispersos y horizontales dificultan. Una construcción similar en un «parque empresarial» disperso conlleva un aumento del tráfico privado.

    http://www.elpais.com/articulo/andalucia/torre/discordia/elpepiespand/20111109elpand_11/Tes»

    Julio Touza, arquitecto.

    Un saludo y siento discrepar radicalmente contigo en este asunto, cuando estamos tan de acuerdo en otros.

    • Hola Fran:

      No sientas discrepar. Es la esencia de la democracia. Ojalá hubiéramos apostado por un modelo de ciudad compacta y compleja, de tradición mediterránea, en lugar por un modelo de ciudad dispersa, en régimen de monocultivo, simple, que crea pocas opciones de proximidad a los habitantes y los ata a su automóvil. Pero hoy el tema no es elegir un modelo u otro, en mi opinión, sino como adaptamos lo mejor posible lo que tenemos. La Torre Pelli llega tarde, cuando sobran espacios por oficinas en la ciudad. Por tanto es innecesaria y no están los tiempos para despilfarrar recursos económicos, energéticos y de materiales en gestos. Invertimos los recursos en crear complejidad en la ciudad, proximidad, para reducir movilidad obligada. Invirtamos en una buena red de carriles bici en el área metropolitana, conectada a la red de transporte público moderna, con contenedores de almacenamiento para guardarlas como en Holanda. Invirtamos en hacer una ciudad para el peatón, con espacios públicos de calidad, sombreados en verano. En esta parte seguro que coincidimos. Es el futuro. Los rascacielos no creo que tengan nada que aportar a la Sevilla del futuro, a estas alturas de la historia. Un abrazo

  5. Carmela says:

    Muy buena reflexión, Esteban: el futuro, por muchos rascacielos que los chinos y los nuevos ricos del petróleo se empeñen en construir, no pasa por ahí.

  6. Juan Fco says:

    Totalmente de acuerdo contigo, Esteban. Además parece que se nos olvida que la única industria que, de verdad, funciona en Sevilla es el turismo, que no viene a esta ciudada a ver rascacielos o paisajes naturales sino historia, arte, tradiciones y cultura. No me imagino a Florencia, Venecia, Viena o Budapest, por poner sólo unos ejemplos, construyendo barbaridades como la Torre Pelli en el centro o a escasos metros del Centro Histórico de esas ciudades.
    Ánimo con tu candidatura en Equo. Yo la votaré

  7. Ivo Barreto says:

    Muy buen texto, Esteban, como siempre!

  8. Pingback: EQUO Sevilla - EQUO Sevilla exige la paralización de las obras en la Torre Pelli

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