Vamos a construir la democracia del siglo XXI
noviembre 15, 2011 Deja un comentario
La iniciativa de Democracia Real, convocando por las Redes Sociales, a coste cero, manifestaciones en todo el estado español, mostró el potencial del efecto mariposa. Una iniciativa de un grupo pequeño, certera, en el lugar y el momento oportuno, inició la Spanish Revolution que luego se convertiría en la Global Revolution. Pudo haber pasado desapercibida, no haber tenido eco, aquella convocatoria. Pero sintonizó con el malestar y la indignación creciente en un pueblo que hasta ese momento no había sabido cómo canalizarla. Lo improbable se hizo posible, como venía escribiendo Edgar Morin. Y ese día renació la esperanza de que otro mundo es posible. Cuando nadie lo esperaba. Dejando desprevenidos y desconcertados a partidos políticos y medios de comunicación. Hubo antecedentes. El grupo V de Vivienda había iniciado, también en las redes, un movimiento por el derecho a una vivienda digna en plenoboom de la burbuja inmboliaria. Ambos movimientos expresan la necesidad de la sociedad de dotarse de herramientas nuevas para repensar la participación en la polis. Ni partidos ni sindicatos tradicionales, instituciones envejecidas y esclerotizadas, tuvieron la capacidad de canalizar el malestar, primero por la imposibilidad de acceder a una vivienda, luego para liderar las protestas ante la gestión de una crisis financiera que estaba siendo cargada sobre la espalda de los ciudadanos.
La democracia tiene que metamorfosearse, convertirse en algo distinto, para que la ciudadanía se apropien de ella. Y está claro que el movimiento ya está en marcha. Con todas sus dificultades, sin prisa pero sin pausa, sigue avanzando y expresándose en multitud de iniciativas muy creativas para darle nuevo formato. Como la iniciativa Democracia 4.0. Propuesta seria, muy bien elaborada, que demuestra que es viable, apoyándose en internet (democratizando su acceso) la participación directa como complemento de la democracia representativa.
Hoy, con una civilización industrial a la que se le encienden todas las luces de alarma, que sigue con una inercia que parece imparable conduciéndonos hacia el abismo, sólo con una sociedad consciente y organizada, que retome la condición de ciudadanía de la polis, como hicieran los griegos que fundaron la democracia, será posible cambiar de rumbo. Es el requisito previo para hacerlo. Y es la prioridad estratégica número 1 de la acción política hoy. Ya lo venía advirtiendo la UNESCO bajo el mandato de Federico Mayor Zaragoza, ilustre indignado. Las resistencias al cambio y el propio cambio, no lo van a hacer los gobiernos y los expertos. Es preciso todo un pueblo consciente y organizado para ello. Tenemos que llevar al congreso el debate iniciado en las calles y plazas y poner en marcha la segunda transición democrática. España puede unirse al rumbo iniciado por Islandia para liderar la construcción de la democracia del siglo XXI de abajo a arriba.