Sevilla ante la Cumbre del Cambio Climático de Paris


(Este artículo fue originalmente publicado en Sevilla Directo el día 1 de noviembre de 2011)

En Paris nos jugamos nuestro futuro común este otoño entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre. La XXI Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas, la COOP21, es posiblemente nuestra última oportunidad de llegar a acuerdos efectivos que limiten el cambio climático ya en marcha dentro de unos márgenes que eviten el colapso de nuestros ecosistemas y por ende de la civilización. El objetivo consensuado es evitar que la temperatura media global supere los dos grados centígrados. Por encima de este nivel el grado de incertidumbre sobre lo que ocurrirá con el clima y sus consecuencias sobre el hábitat suponen un riesgo excesivamente alto de afrontar para la humanidad.

Si Andalucía deja de tener un clima mediterráneo, lo que ocurrirá si las temperaturas suben por encima de dos grados de media, no sólo se verán amenazado nuestro turismo por la combinación de la subida del nivel del mar y la huida de los turistas hacia climas más benignos. Será difícil que sigamos cultivando la vid y el olivo. Nos jugamos la base de nuestro sustento económico y la salud. Las olas de calor persistentes y cada vez más prolongadas harán muy dura la vida en nuestras ciudades y la población vulnerable, niños y mayores, sufrirán las consecuencias. Por tanto en Paris nos enfrentamos a una prueba que dará la medida de la capacidad de la humanidad para afrontar el siglo de la Gran Prueba. La humanidad no va a poder evitar, ni retrasar por más tiempo, enfrentarse a la cuestión de los límites que impone el planeta.

¿Pero cómo podemos luchar de manera efectiva contra el cambio climático? ¿Qué medidas es preciso tomar  y qué podemos hacer desde las ciudades?

Hay que tomar medidas globales asumidas por todos. Pero tenemos que saber que nuestras ciudades son al mismo tiempo responsables, en buena medida, del cambio climático así como especialmente vulnerables a sus consecuencias. Son el problema y la solución. Las ciudades son responsables del 67% del consumo de energía y del 72% de las emisiones responsables del cambio climático en forma de CO2 liberado a la atmósfera. Para combatir el cambio climático es preciso actuar reduciendo a la mitad las emisiones de CO2 e incrementando los mecanismos de absorción de CO2, plantando árboles. Estas acciones deben llevarse a cabo mediante acuerdos globales con agendas locales.

El Global Ecoforum acaecido en Barcelona los días 22 y 23 de octubre ha sido lugar de encuentro para promover ideas que conduzcan a tener ciudades menos contaminantes y más saludables. Las ideas expuestas en el Foro pasan por promover el autoconsumo de energía renovable y la movilidad sostenible, apostando por decir adiós lo más rápidamente posible a la dependencia del petróleo, el gas, el carbón y las nucleares. Para ello es preciso que los gobiernos de los estados apuesten decididamente por ello, algo que salvo el de España, están haciendo la mayor parte de los socios europeos, con Portugal y Francia como referencia próximas, y Dinamarca como referente destacado.

El cambio de modelo energético hacia las renovables, las únicas que tendremos a largo plazo, significa apostar por la producción distribuida, en los techos de nuestras casas, naves industriales, centros comerciales, colegios y demás edificios públicos. De esta manera no sólo garantizamos nuestra soberanía energética y reducimos drásticamente las emisiones contaminantes de CO2, principales responsables del cambio climático, sino que ganamos en ahorro para la economía familiar, la de nuestras empresas y nuestras arcas públicas. Para impulsar estos procesos a escala municipal es imprescindible que nuestro ayuntamiento siga los pasos marcados por programas como Rubí Brilla. Este municipio catalán asumió el liderazgo para poner en marcha de forma cooperativa el cuatrimotor que forman instituciones públicas, universidades, empresas y la sociedad organizada de forma cooperativa. En Dinamarca han sido las cooperativas de productores y consumidores las que han dinamizado el sector de las renovables creando empleo. El camino es la suma de generación de conocimiento, innovación tecnológica y social, emprendimiento y liderazgo público. Ello nos debe permitir poner en marcha experiencias pioneras de éxito que se puedan replicar y expandir lo más rápidamente posible.

Sevilla tiene que dar un impulso decisivo en estos próximos cuatro años a la movilidad sostenible. Para ello es clave comprender que tenemos que desarrollar de forma interrelacionada las redes de transporte público electrificadas y las redes peatonales y de carriles bici. El reto es reducir de forma drástica el número de vehículos privados motorizados que circulan diariamente por Sevilla. Hoy se producen 2 millones de desplazamientos diarios en Sevilla ciudad y más de doscientos mil entre la ciudad y los municipios del área metropolitana. Sólo con un transporte metropolitano eficiente, apoyado por una red metropolitana de carriles bici e infraestructuras para la bicicleta, al estilo holandés, podremos garantizar no sólo el cumplimiento del objetivo de reducir a la mitad las emisiones de CO2 a la atmófera, sino incluso garantizar que el área metropolitana funcione en un contexto de subida creciente del precio de la gasolina.

En tercer lugar, urge tomar medidas que permitan incrementar la capacidad de absorción de CO2 de la ciudad y reducir la temperatura media en la misma. Para ello nuestros mejores aliados son los árboles, las pérgolas verdes, las terrazas ajardinadas y las fachadas verdes. Sevilla puede ser un gran parque distribuido, barrio a barrio. Y tenemos un gran potencial de explotación forestal sostenible en lugares como Tablada y todas las riveras del Guadalquivir y el Guadaira.

Urge aprovechar un precio del petróleo relativamente barato para que la inversión en las energías de transición, la fabricación de paneles, sea como hoy es relativamente económica. La Agencia Internacional de la energía nos advierte que lo que no avancemos antes de 2020 nos va a resultar mucho más costoso porque a partir de esa fecha prevén una subida imparable del precio del petróleo. Los próximos cinco años por tanto son vitales y es urgente ponernos manos a la obra.

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Acerca de estebandemanueljerez
Profesor e investigador en la acción por el Derecho a la Ciudad. Me emergen ensayos y relatos, de tarde en tarde poemas. Trabajo como profesor en la Universidad de Sevilla y colaboro con el Taller Ecosocial.

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