Las Cinco ramas del árbol de la Vida. Dibujo de Esteban de Manuel
El COVID-19 nos está sometiendo a una prueba para la que no estábamos preparados. Y estamos respondiendo a ella en distintos niveles de distintas formas. Hans Klue, Director Regional para Europa de la O.M.S. ha sintetizado así cómo lo estamos haciendo en España: “Estoy profundamente impresionado por el heroísmo de los profesionales sanitarios, la solidaridad de la sociedad española y la resolución del gobierno». Coincido con esa apreciación general pero no todo el mundo lo ve así. Es importante analizar con distancia los distintos tipos de reacciones, pero lo es todavía más enmarcar esta crisis en sus causas y consecuencias para extraer conclusiones y orientar nuestra acción. Vivimos en el siglo de la Gran Prueba, nos advierte el filósofo Jorge Riechmann, y vamos a necesitar poner en juego la mejor versión de nosotras y nosotros mismos para superarlas con el menor daño posible y poniendo las bases para un futuro mejor. Está ocurriendo espontáneamente para hacer frente a la emergencia sanitaria. Pero al mismo tiempo estamos viendo cómo otra parte, minoritaria pero muy orquestada, está mostrando su peor cara. Hay inercias e intereses muy fuertes que tendremos que vencer y que se movilizan a través de emociones muy poderosas: el miedo y el odio.
Empieza a abrirse camino la idea de que estamos en emergencia climática, ante las aplastantes evidencias científicas y las conclusiones presentadas por los expertos en clima de la ONU. Su informe de 2018, Calentamiento Global de 1,5ºC, nos advierten de que es preciso tomar medidas urgentes y de una ambición sin precedentes, de aquí a 2030, para no superar este límite. Las consecuencias de no hacerlo son destructivas para ecososistemas básicos para el mantenimiento de la vida y nos llevarían a un punto de no retorno de consecuencias catastróficas. No es catastrofismo. No nos dicen que vamos irremediablemente hacia la catástrofe. Pero advierten que necesitamos un cambio disruptivo en las formas de producir y consumir, movernos, alimentarnos, ordenar las ciudades y el territorio. Y eso implica un giro de objetivos y de formas de pensar y de ordenar nuestros valores. Con la inercia de las últimas cuatro décadas, manteniendo la hoja de ruta actual ampliamente consensuada por la comunidad internacional y por partidos y sindicatos, no es posible lograr el objetivo. Pero no podemos cerrar la puerta a que se produzca un cambio en la percepción del riesgo por parte de la sociedad que haga posible ese giro que parece altamente improbable. No todo el mundo lo ve igual, lógicamente. Hay visiones optimistas, hay visiones pesimistas y hay visiones esperanzadas. También hay visiones que niegan el problema: el capitalismo sucio exitoso de Trump y compañía y el anticapitalismo productivista.
1/ La visión optimista del capitalismo verde.
Para esta visión, fundada en el mito tecnológico, el libre mercado autorregulado resolverá la crisis ecológica. El pacto que lo hará posible se llama Objetivos de Desarrollo Sostenible, cuyo objetivo principal es el crecimiento económico, piedra angular de los demás.
Centra su atención en la transición energética. Basta sustituir la dependencia de energía fósil por energías renovables. Las grandes empresas lo resolverán con gigantescos parques termosolares ubicados en los desiertos, como los pioneros que tenemos en Écija y Sanlúcar La Mayor. Resuelve la producción de alimentos con su biotecnología de transgénicos adaptados al cambio climático de la mano de Monsanto y compañía. El transporte sostenible se resuelve sustituyendo coches movidos por petróleo por los mismos coches movidos por electricidad generada por energías renovables. La cultura del usar y tirar la cambiarán las empresas que apuestan por la economía circular sin necesidad de que nos preocupemos de cambiar nuestros hábitos de consumo. Es atractivo tanto para la derecha como para la izquierda que se ponen de acuerdo en municipios y gobiernos para avanzar por esa senda. El crecimiento económico con empleos decentes los une en el OBJETIVO 7. No se concibe ninguna economía que pueda satisfacer las necesidades humanas sin parar de crecer.
Esta forma de pensar choca sin embargo con algo tan de sentido común como que vivimos en un planeta finito, con recursos no renovables finitos y recursos renovables que no podemos explotar por encima de su capacidad de reproducción. Es una vía muerta hacia el futuro porque ya ha chocado con sus límites y ya no puede seguir creciendo. Acelera el colapso económico y social. En esta vía, a nivel político, se puede elegir entre la derecha conservadora-liberal del PP y la liberal de ciudadanos, y entre la izquierda social-liberal del PSOE y la izquierda socialdemócrata reformista de UNIDAS PODEMOS. En el eje igualdad-desigualdad, mercado-estado, dirimen sus ofertas dentro del marco del crecimiento, con más o menos proporción de mercado y de estado, con más o menos reparto de la riqueza generada. Hasta la próxima crisis económica, ya en puertas.
2/ la visión pesimista del anticapitalismo ecosocial
Es una visión bien informada. El capitalismo necesita crecer y acumular para justificar resultados ante sus accionistas. Su lógica de crecimiento de la desigualdad es implacable y lo será aún más conforme vayan menguando los recursos. La crisis ecológica la ha producido el capitalismo, para resolver la crisis ecológica hay que acabar con el capitalismo. Ya es tarde para una agenda de desarrollo sostenible. El colapso es inevitable. Tiene una versión comunista que sólo es anti y centra su atención en el conflicto social y hay una versión alter, que propone trabajar en alternativas sociales y económicas desde abajo que creen comunidades resilientes.
No hay posibilidad de volver a un estado de bienestar porque ya no disponemos de los recursos para ello. El capitalismo está condenado a crecer y no es posible desacoplar el crecimiento económico del crecimiento del consumo de recursos no renovables. No hay recursos para sustituir una sociedad en crecimiento basada en energías fósiles de alto rendimiento por energías renovables de bajo rendimiento y muy dependientes. No hay recursos para mantener el modelo agroindustrial de la Revolución Verde ni de la cuarta revolución industrial. No hay recursos para sustituir el modelo de transporte basado en el coche de motor de combustión por el de motor eléctrico. No hay recursos para una economía circular que siga creciendo
Si se analizan las gráficas de crecimiento del PIB y del crecimiento de las emisiones de CO2 se ve que no es posible reducir las emisiones sólo cambiando rápidamente las energías fósiles por renovables. Si se analizan las gráficas de extracción de recursos fósiles, de uranio, de fosfato, de cobre, no hay margen para seguir creciendo. La solución es acabar por el capitalismo y la vía la revolución. Sin embargo, son conscientes de que esa vía no es posible a tiempo y por eso anuncian el inevitable colapso y nos invitan a prepararnos para él.
Es una vía antipolítica: no confía en que se puedan impulsar políticas públicas de transición que partiendo del capitalismo nos lleven a un post capitalismo. Esa preparación para el colapso va de la mano de impulsar alternativas desde la sociedad de manera colectiva: energéticas, alimentarias, de vivienda, a través de cooperativas. A modo de monasterios medievales las ecoaldeas y las iniciativas urbanitas creadoras de bienes comunes, tendrán alguna posibilidad de iniciar una nueva civilización tras el colapso de la civilización industrial. Pero el mundo en el que lo harán será inhabitable dado que no va a ser posible detener el cambio climático dentro de unos límites de seguridad. No es posible hacerlo desde la política institucional ni tampoco se espera una revolución. La historia sin embargo nos enseña que los cambios de sistemas económicos no son rápidos. Desde luego no se producen en una década, que es el tiempo de reacción que tenemos.
Este discurso es atractivo a una minoría ilustrada activistas de resistencia. Estéticamente es irreprochable. Pero, ¿nos podemos permitir quedarnos contemplando como llega el colapso para decir en 2030, teníamos razón? Me genera muchas dudas desde la ética política.
3/ La visión esperanzada en la transición ecosocial hacia sociedades postcapitalistas
Comparte con la anterior lo fundamental del análisis, pero adopta una estrategia diferente, de síntesis, que apuesta decididamente por las políticas públicas de transición hacia una sociedad post capitalista. Es necesario llegar a las instituciones y llegar a acuerdos de gobierno que nos permitan frenar a tiempo y potenciar el cambio socioecológico, iniciado desde abajo, que ya está creando alternativas post capitalistas. Las palabras que usa para nombrarlas están sujetas a disputa con el capitalismo verde, que se las apropia y reconduce rápidamente. El Green New Deal que propugna esta vía, el Nuevo Contrato Social Ecológico o Desarrollo sostenible fuerte, es decrecentista frente al crecentista. Propone un pacto por Objetivos de Decrecimiento Sostenible, frente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El decrecimiento, de extracción de recursos y de emisión de residuos como vía para lograr un equilibrio que permita satisfacer las necesidades humanas presentes y futuras es el camino. El PIB no es un indicador válido. Es la reducción de la Huella Ecológica, hoy globlamente 1,6 veces superior a la capacidad de recuperación del planeta, el indicador que nos debe orientar en el camino. Unido a indicadores de Desarrollo Humano: de esperanza de vida, de salud, de educación, de democracia participativa, de equidad en el reparto de la riqueza socialmente producida, de igualdad entre hombres y mujeres en poder de decisión, económico y de reparto de trabajos productivos y de cuidados. Crecimiento en valores de solidaridad, autocontención, compasión, sororidad y fraternidad, justicia social, igualdad. Decrecimiento en valores competitivos, egocéntricos, antropocéntricos, autodestructivos.
Esta vía promueve un gran pacto social para la transición socioecológica, fundado en la pedagogía social, que busca escalar soluciones de economía social combinadas con políticas públicas potentes. Es la vía de los Verdes. A esta vía los anticapis la llaman capitalismo verde pero no es así, aunque es preciso estar alerta. El camino de transición lleva a la sustitución de la agricultura y la ganadería industrial por la agroecológica, de los oligopolios energéticos por un tejido de cooperativas y empresas municipales de energía renovable, de las SOCIMIS que acumulan viviendas a precios inasequibles por cooperativas de vivienda y vivienda públicas en alquiler asequible, de la cultura consumista de usar y tirar por el consumo responsable, de la educación para la competitividad y el crecimiento de la economía a la educación cooperativa para la transición ecosocial.
Es un camino hacia un nuevo modelo de producción y consumo que efectivamente tendrá que ser circular, de residuos cero, que imite a la naturaleza y su sabia ecoeficiencia y no la suplante. Un camino hacia un nuevo equilibrio entre campo y ciudad en el que el mundo rural jugará un papel determinante. Necesitamos un mundo rural vivo que impulse una reforestación comunitaria a gran escala para generar gigantescos sumideros de carbono, creando una economía rural generadora de biomasa, de ganadería extensiva, de agroecología, de autosuficiencia energética.
El cambio de modelo de movilidad y transporte se hará mediante la alianza entre transporte público eléctrico eficiente y movilidad activa en bicicleta y caminando, combinada con ultraligeros vehículos eléctricos de movilidad personal. Con menos coches en las ciudades y las carreteras. Con más espacio público vivo para el encuentro y menos grandes superficies comerciales.
Sólo podremos lograr ese gran pacto social por una transición ecológica con más participación, con más y mejor democracia, con más igualdad entre hombres y mujeres, con más solidaridad y cooperación entre regiones y entre generaciones.
Como nos enseña Concha Sanmartín, “las revoluciones bruscas no dan lugar a cambios estructurales permanentes. A veces, pueden ser el inicio para ello, pero a costa de mucho sufrimiento. Las revoluciones tranquilas de los valores y los modos de vida han sido siempre más eficaces en la historia, para bien y para mal”.
Taller de pancarta, Fridays For Future Sevilla, 24 de mayo de 2019
No hay futuro sin planeta, cambiemos el sistema no el clima, ni un grado más, ni una especie menos. Estamos acostumbrados a oir llamar anti-sistema a quiénes cuestionan un sistema que pone en riesgo la vida en el planeta, que está provocando la sexta extincion de especies y la situación de emergencia climática
El planeta se está calentando, tiene fiebre, y la causa es la emisión de gases de efecto invernadero, particularmente CO2. Necesitamos parar esto, aunque eso cuestione consensos establecidos como que el crecimiento del PIB, que conlleva crecimiento del consumo de energía y de incremento de los niveles de CO2 en la atmósfera. Desde 1956 la concentración de CO2 en la atmósfera no ha dejado de crecer al ritmo del crecimiento del PIB y hemos superado un umbral nunca conocido por la humanidad. Los científicos climáticos nos advierten de que
Necesitamos un cambio de paradigma económico ya, con nuevos indicadores de éxito en la satisfacción de las necesidades humanas. Necesitamos entender que la lucha por los derechos sociales no se puede separar de la lucha por los derechos ambientales. Necesitamos un planeta que permita seguir sosteniendo la vida humana y no humana como base y camino para avanzar en derechos económicos y sociales. Ya no podemos seguir eligiendo entre empleo y medio ambiente. Necesitamos trabajar para lograr satisfacer las necesidades humanas básicas de forma equitativa y cooperativa. Trabajos verdes, que cuiden de las personas y del planeta. Como nos gritan los jóvenes, no hay justicia climática sin justicia social, y viceversa. Cualquier intento de separar ambos objetivos, urgentes e irrenunciables, está condenado al fracaso.
Para responder a esta situación que es de emergencia, de crisis ecológica y social sin precedentes, es preciso por reconocer que nos enfrentamos a un escenario radicalmente nuevo. Nunca antes la humanidad se ha visto en una situación así a escala global. Por ello es tan importante llamar a esta situación Emergencia Climática y por ello el movimiento social por el clima reclama la declaración institucional, en todos los niveles, desde el europeo al municipal de la situación de emergencia climática.
La comunidad científica acumula
evidencias concluyentes que nos alertan de las consecuencias sobre el
ecosistema global de haber superado los límites en cuanto a capacidad de
extracción de recursos renovables y no renovables del planeta y en cuanto a
capacidad de absorber los residuos. Como consecuencia de ello estamos
asistiendo a la sexta extinción masiva de especies provocada por la acción del
ser humano. Estamos alterando gravemente el equilibrio de la atmósfera y del
mar, fuente de la vida. La consecuencia más evidente es el calentamiento global
por acumulación de CO2 y otros gases de efecto invernadero que está provocando
el Cambio Climático. Al mismo tiempo nos enfrentamos a una crisis energética
porque la creciente demanda de energía asociada al crecimiento de la economía
mundial es superior ya a la capacidad de extracción de energías fósiles y al
ritmo actual de crecimiento de las renovables, como nos alerta la Agencia
Internacional de la Energía. Pese a las innumerables Cumbres del Clima,
redacción de leyes Contra el Cambio Climático y la elaboración de Planes de
Acción por el Cima a nivel municipal, como es en el caso de Sevilla, lo cierto
es que estamos perdiendo la batalla y no estamos logrando reducir las emisiones
de CO2 a la atmósfera, que siguen creciendo año tras año, alcanzando niveles de
acumulación muy superiores a los que ha conocido el ser humano desde que puebla
la Tierra.
El informe del panel internacional de expertos en clima de la ONU de 2018 nos alerta de que
“Contamos con los recursos y el tiempo suficiente para evitar queel calentamiento global supere 1,5ºC, pero se necesita un esfuerzosin precedentes, en cuestión de energía, industria, transporte,agricultura, ciudades y edificios. Llegar a reducir alrededor de un45% las emisiones globales de CO2 de origen humano en 2030,respecto a los niveles de 1990, y lograr el «cero neto» en 2050”
I.P.C.C. 2018, Cumbre Mundial del Clima de Katowice
Este esfuerzo que solicitan los científicos atañe particularmente a las ciudades metropolitanas, principales causantes del problema al mismo tiempo que muy vulnerables frente a sus consecuencias. Por lo tanto, nos corresponde a las ciudades asumir el protagonismo en esta lucha. Por ello, como ejercicio de responsabilidad política, social, ambiental y económica suscribimos la siguiente declaración
La próxima década va ser decisiva para determinar si la humanidad gana o pierde la batalla para contener el calentamiento global dentro de unos límites que no nos aboquen a una situación catastrófica. Para cumplir el reto de reducir en un 45 % las emisiones de CO2 a la atmósfera antes de 2030, necesitamos lograr reducir en un 7% anual el consumo de energía y de emisiones de gases de efecto invernadero en nuestras ciudades. Esto implica adoptar medidas de emergencia que es preciso consensuar e implementar con gran rapidez, como nos está pidiendo la comunidad científica y el movimiento mundial por el clima, que ha arraigado con fuerza en nuestra ciudad de Sevilla.
Por todo ello, desde la candidatura de Adelante Sevilla, nos comprometemos a llevar al primer Pleno del Ayuntamiento de Sevilla, como primera medida de la Corporación Municipal, la declaración de Emergencia Climática con una hoja de ruta que desarrolle tres acuerdos:
1. Emprender inmediatamente una campaña informativa en la que hablaremos con claridad a la población de Sevilla de la realidad de emergencia climática en la que nos encontramos, basada en las evidencias científicas, de las consecuencias que para quiénes habitamos en Sevilla y Andalucía tendría superar el límite de 1,5 ºC la temperatura media del planeta, y de los grandes sectores en los que es preciso emprender los cambios necesarios para reducir el consumo de energía y reducir las emisiones.
2. Iniciar de forma inmediata, un amplio proceso de participación, asistido por expertos en participación y cambio climático, con asambleas ciudadanas y foros técnicos, para presentar, en el plazo de seis meses desde la constitución del gobierno muncipal, un ambicioso Plan de Acción por El Clima y la Energía Sostenible y un Plan de Renaturalización de la ciudad. Dichos planes deberán asegurar que estamos en condiciones de reducir el consumo de energía en un 7% anual e incrementar en un 7% anual el autoconsumo de energía renovable. Ambos planes irán acompañados de compromisos cuantificables, presupuestados y con indicadores que permitan evaluar el grado de cumplimiento de sus objetivos.
3. Poner en marcha de forma
inmediata las siguientes medidas de
choque para reducir el tráfico de coches en la ciudad:
a/ Re-implantación del Plan Centro
para restringir el tráfico de automóviles de no residentes.
b/ Implantación de la Ordenanza
Sevilla Ciudad 30 km/h en el perímetro interior de la SE-30 y en todos los
barrios periféricos de la ciudad para reducir las emisiones contaminantes y
favorecer la prioridad de los vehículos no contaminantes en la calzada.
c/ Diseño e implementación de
caminos escolares seguros para todos los colegios e institutos de la ciudad,
para promover el acceso a los mismos caminando, en bicicleta o con vehículos de
movilidad personal no contaminantes.
d/ Desarrollo de las plataformas
reservadas para el transporte público en toda la ciudad previstas en el Plan
General de Ordanción Urbana vigente, aprobado en 2006
e/ Plan de choque para
renaturalizar la ciudad reponiendo todos los alcorques vacíos como
resultado de los apeos de árboles, con árboles adaptados al clima y al entorno
urbano en el que se encuentran.
f/ Conexión inmediata a la red de
las instalaciones fotovoltaicas instaladas en los colegios.
g/ Campaña de sensibilización ciudadana promoviendo el uso del transporte público y la movilidad activa y no contaminante, la alimentación con productos frescos y saludables de proximidad, la reducción del consumo supérfluo de todo tipo de artículos y la práctica del consumo responsable, la reducción del consumo de agua y energía y el autoconsumo de energía renovable, la reducción de residuos y su correcta separación para su reciclaje.
Los dos planes propuestos marcarán el cambio de rumbo en el modelo urbano, de movilidad, el cambio de modelo alimentario, productivo y de generación y gestión de la energía. Necesitaremos un esfuerzo colectivo sin precedentes, impulsado por el gobierno municipal en coordinación con el resto de la administración del estado y de la propia Unión Europea. Nos va la supervivencia en ello.
Pasaje Mallol, Sevilla, calle verde gracias a sus vecinas y vecinos
Pero además el proceso va a generar trabajos verdes justamente remunerados para nuestra juventud y para todas las personas que no lo tienen o lo tienen precario. Y el resultado serán ciudades más saludables, dónde podamos respirar aire puro, no contaminado, más resilientes, más habitables.
Extraigo esta frase de la declaración de la joven sueca Greta Thunberg que, a sus quince años, se subió a la tribuna de la Cumbre Mundial del Clima y se enfrentó a los líderes mundiales. No esperaba nada de ellos, pero terminó su discurso advirtiéndoles que el cambio ha empezado, les guste o no les guste. Os recomiendo ver el video y leer su alocución, que aparece copiada íntegramente debajo del mismo.
Extraigo aquí esta cita suya para provocar la reflexión y diálogo:
“tenemos que hablar claro, no importa qué incómodo sea. Vosotros solo habláis de crecimiento económico verde eterno porque tenéis demasiado miedo de ser impopulares. Solo habláis de moverse hacia adelante con las mismas malas ideas que nos han metido en este desastre, incluso cuando lo único sensato es tirar del freno de emergencia. No sois lo suficientemente maduros para decir las cosas como son, incluso esa carga nos dejáis a nosotros(as), los(as) niños(as)”
Me he pasado la pasada campaña electoral andaluza lanzando este mensaje. Tenemos que hablar claro, advertir a la gente el peligro al que nos enfrentamos como hace esta niña y como hacen los científicos. Si los nacionalistas hablan del peligro que supone Cataluña para la unidad de España, ¿cómo no hablar nosotros del peligro que supone el crecimiento ilimitado en un planeta finito? El cambio climático, el incremento de los fenómenos extremos, con sus olas de calor, sus olas de incendios, sus inundaciones, el azote de sus tornados y huracanes, no son otra cosa que la consecuencia del crecimiento económico por encima de los límites. Y hay que decir, como dice esta niña, que no podemos seguir repitiendo como un mantra que queremos un crecimiento, aunque sea un crecimiento verde. Porque la realidad es que la demanda de energía que este crecimiento provoca no estamos pudiendo cubrirla y no vamos a poder hacerlo en el futuro, con renovables: crecen más despacio que la demanda de energía derivada del crecimiento económico. Las emisiones de CO2 a la atmósfera llevan creciendo sin parar, casi 30 años después de la cumbre del Clima de Kyoto, porque la demanda creciente de energía significa más quema de carbón y más quema de petróleo y gas. No basta impulsar la transición energética, es necesario reducir drásticamente la demanda de energía y es posible hacerlo. Si estamos dispuestos a repensar como satisfacemos las necesidades humanas y a reordenar nuestros valores, para tener claras la prioridades. Para poder satisfacer las necesidades básicas de la humanidad dentro de los límites.
Vuelvo a denunciar que, pese a que los cuatro partidos que participaron en el debate de Canal Sur en las pasadas elecciones llevaban en su programa medidas contra el cambio climático, ninguno de ellos habló ni de esta amenaza ni de sus propuestas. Como dice la niña: ni derecha ni izquierda son lo suficientemente maduras para decirles a la gente, a la que consideran a su vez poco madura, la verdad incómoda a la que nos enfrentamos. Ni la oportunidad, esperanzadora, que se abre haciendo frente al cambio climático.
¿Qué dicen los científicos?
La Cumbre Mundial del
Clima, COP24, de Katowice, Polonia, debía
haber aprobado el informe encargado por la ONU al panel de expertos científicos.
Es un informe basado en evidencias irrefutables, salvo por los Trumposos. El
informe 2018 del IPCC dice:
“Contamos con los recursos y el tiempo suficiente para evitar que el calentamiento global supere 1,5ºC, pero se necesita un esfuerzo sin precedentes. Si no recortamos tajantemente las emisiones industriales y de transporte, la temperatura global ascenderá a 1,5ºC en algún momento entre 2030 y 2052. Se necesitarían cambios de gran alcance y sin precedentes en cuestión de energía, industria, transporte, agricultura, ciudades y edificios. Llegar a reducir alrededor de un 45% las emisiones globales de CO2 de origen humano en 2030, respecto a los niveles de 2010, y lograr el cero neto en 2050 ”
El informe, ha sido elaborado por más de 90 autores y editores de 40 países y basado en más de 6.000 referencias científicas. Una sociedad que presume de ser la sociedad del conocimiento prefiere ignorar el conocimiento científico, que advierte que es preciso un cambio de rumbo drástico, que resulta ser una verdad incómoda. Incómoda para los intereses de un pequeño grupo de personas de negocios tan influyentes como para llevar a Trump y Bolsonaro a la presidencia, propagando noticias basura que son tragadas con el mismo gusto con el que se traga la comida basura. Un grupo que está preparando una campaña para que la idea de América Primero, España primero, entre con fuerza en el parlamento de Europa y en todos los parlamentos autonómicos y nacionales. Unidad nacionalista frente a la amenaza del nuevo chivo expiatorio, las personas migrantes. ¿Por qué?
Cuando sobrepasamos los límites del planeta sólo hay dos caminos: el cambio de rumbo, que implica un cambio de las relaciones de poder, para hacer frente de forma solidaria y cooperativa a los problemas globales, o la vía del nacionalismo excluyente, xenófobo, que permite una salida mucho más acorde a los intereses de los poderosos: la guerra por el espacio vital, impulsada por la idea de «nosotros primero» frente a los otros, los migrantes. Idea que sólo puede tener éxito si se logra convencer a las mayorías cabreadas, por su presente y temerosas de su futuro, de que los Trump, Bolsonaro, Salvini y compañía son la solución. En Andalucía ya sabemos quién ha cogido el guante con un éxito que ha dejado pasmada a la unidad de la izquierda, incapaz de decir una verdad, que quizá no comparte, y de plantear propuestas claras para afrontarlas
¿Qué dice la ecología política?
También la ecología política tiene que hacer autocrítica. En primer lugar, por no creerse que hay un espacio que llenar y haberse cobijado bajo la sombra de una izquierda productivista anclada en la lucha de clases. Esa falta de fe en sus posibilidades es la que explica que Equo sea una pálida sombra del partido verde europeo, en número de activistas y en recursos, y que no tenga un mensaje tan definido y claro como el que tienen los partidos oscuros que irrumpen en el mundo. Necesitamos un mensaje luminoso y claro. Y sólo necesitamos ajustar nuestra comunicación, porque los valores y las propuestas las tenemos. Extraigo aquí seis de las doce ideas fuerza que aparecen en el preámbulo del programa de EQUO INICIATIVA en las pasadas elecciones. Y veremos que están alineadas con lo que reclama esta niña y lo que piden los científicos. Tan sólo echo en falta que no hayamos empezado con el diagnóstico, con la advertencia, para que se entienda mejor cómo hacer frente a las amenazas convirtiéndolas en oportunidades, con un lenguaje un poco más sencillo.
1/
Impulsar la TRANSICIÓN ENERGÉTICA para lograr producir el 100% de la misma de forma
limpia, con nuestro sol, nuestro viento y nuestros saltos de agua, apoyando el
autoconsumo, impulsando un programa de
formación y empleo
2/
Impulsar la TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE NUESTRA AGRICULTURA Y GANADERÍA, para generar
alimentos sanos y de alta calidad, generando empleo en nuestro campo y devolviéndole
el papel que merece como sustento de la sociedad
3/
ARTICULAR ANDALUCÍA CON REDES DE TRANSPORTE PÚBLICO Y BICICLETA El tren y los autobuses
eléctricos de alta capacidad están llamados a revolucionar la forma en que nos
movemos, apoyados por una amplia red viaria de prioridad ciclista y coches eléctricos
compartidos.
4/
Impulsar la TRANSICIÓN ECOLÓGICA DE LA INDUSTRIA ANDALUZA, basada investigación
y desarrollo para impulsar la economía circular de residuos cero
5/
REFORMA VERDE Y REDISTRIBUTIVA DE LOS IMPUESTOS para impulsar la transición ecológica
de la economía y avanzar en equidad social.
6/
ESTATUTO VERDE DE LAS CIUDADES Y MUNICIPIOS. Corresponde a las ciudades y municipios
ser los motores de la transición ecológica de Andalucía.
La cabecera de nuestro programa creo que presentaba un relato realista e ilusionante:
Andalucía tiene el potencial necesario para emprender un ambicioso proyecto de transición ecológica que genere empleo transformando nuestra tierra en unacomunidad verde y solidaria, inclusiva y equitativa, de raíces profundamentedemocráticas.
Tenemos sol y viento para generar nuestra propia energía limpia, mover nuestros transportes públicos y alimentar nuestros hogares y fábricas.
Tenemos suelo fértil y una sabia y rica tradición agrícola que son la garantía de nuestro sustento.
Podemos fabricar y producir en nuestra tierra la mayor parte de lo que necesitamos, con industrias limpias.
Tenemos una cultura mediterránea del buen vivir, acogedora y solidaria, creativa y emprendedora.
Necesitamos un proyecto que nos movilice,
empezando por nuestra juventud, que merece tener un futuro en nuestra tierra,
trabajando para ello y encontrando una vivienda asequible dónde fundar su vida.
Para hacer todo esto posible, la
cooperación es el camino. La cooperación entre todas las sensibilidades
políticas. No podemos permitirnos que la mayor parte de nuestras discusiones se
malgasten en enfrentamientos estériles. Necesitamos una política del bien común
con amplio consenso social. Cooperar en torno a objetivos compartidos ampliamente
por la sociedad. El papel de la política, y eso es lo que nos anima a trabajar
en EQUO Andalucía Verdes, es dar el impulso necesario para hacer posibles los principales
anhelos de la sociedad. Ayudar a señalar el camino que merece la pena ser caminado,
haciendo camino al andar. Caminos que ya están andando tantas y tantos andaluces
y andaluzas.
Un relato que se sitúa muy lejos de lo que propone esa fuerza emergente que ha irrumpido en el parlamento proponiendo iniciar la reconquista de España, a caballo, desde Andalucía, echando al mar a los emigrantes que llegan a nuestras costas y promoviendo el pan y circo, los toros y la caza como signos patrios, al tiempo que defendiendo el castizo patriarcado frente a la amenaza feminista. ¿Vamos así a librarnos de las amenazas que nos atenazan? El reto de EQUO es impulsar un espacio transversal cooperativo que pida la unidad, basada en la fraternidad (laica o religiosa), frente a la adversidad: para que dónde unos dicen “nosotros primero” digamos “todas o ninguna”, donde unos dicen «odio» otros digamos «amor», dónde unos digan «miedo» otros digamos «esperanza» en el futuro.
Metrobús eléctrico articulado modelo ie tram de Irizar que presta servicio en San Sebastián
Volviendo de San Sebastián me crucé con la tranvía sin raíles que presta servicio en la ciudad. Es un modelo eléctrico muy interesante, híbrido entre metrobús y tranvía, de diseño futurista, capacidad para 155 pasajeros. Se alimenta mediante pantógrafo y está diseñado para recargas de 5 minutos cada diez km. En muchas líneas urbanas bastaría con recarga en el origen y el término de la línea. El modelo fue desarrollado en un proyecto europeo, rodó a nivel piloto en Barcelona y actualmente se ha contratado para cubrir la nueva red de Amiens, en Francia. Verlo circular por San Sebastián me dio un sentimiento de envidia. En nuestra opinión, podría ser la base para la red de transporte de la superficie para toda Sevilla. Como primer paso, podría ser una buena solución para mejorar la comunicación con el transporte público del centro de Sevilla, extendiendo a todo el conjunto histórico la solución adoptada para el sur, con el trazado del metro centro. Es decir, crear un nuevo acceso al centro que suprima las líneas radiales que ahora la entrada por la Puerta de Osario y la Barqueta y los giros y aparcamientos de los autobuses de las plazas Ponce de León y El Duque.
La línea que proponemos parte del apeadero de cercanías de la Cartuja, en la que proponemos gestionar el parking de la Expo con el sistema de Park&Ride (aparcamiento más transporte público), entra por Barqueta-Alemeda hasta Pza del Duque y la venta por Puerta de Osario hasta la conexión con Santa Justa. Si la prolongamos hasta Nervión y San Bernardo, enlazamos con el metrocentro y mejoramos el proyecto del ayuntamiento, evitando la tala de los árboles del proyecto vigente.
Se complementa con una línea circular en la que confluyen todas las líneas radiales. Y se puede extender el modelo a las principales líneas generando un sistema de transporte de la superficie de las altas prestaciones, que complementa la red ciclista existente.
Esquema de principales líneas radiales y circulares que podrían ser cubiertas por el sistema de autobuses eléctricos articulados. Fuente: Elaboración propia
Con una frecuencia de 5 minutos en horas punta, velocidad media comercial entre 20-30 km / h, con plataforma reservada accesible (a nivel de los vehículos) y control de billetes en estaciones o dentro del vehículo (como el actual metro centro) sería un sistema eficiente. Los 6,45 km de recorrido se cubrirán en un máximo de 20 minutos.
Todo su recorrido permite mejorar la sección de la calle, ganando espacio peatonal con arbolado, bancos y fuentes. Recuperaríamos plazas como Ponce de León y El Duque como espacios de prioridad peatonal, casi sin coches.
Y para ponerla en marcha no es necesario ni infraestructuras de raíles ni tala de árboles. Se puede implementar de forma mucho más rápida, económica y respetando nuestros árboles.
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