Ideas y propuestas para una Sevilla por el Clima (I)

Pasaje Mallol, Sevilla. Fotografía: Esteban de Manuel Jerez

La juventud nos pide que hablemos claro de la emergencia climática y ecológica y que tomemos medidas sin precedentes para ganar la batalla que se va a jugar de aquí a 2030. Nos recuerdan algo evidente pero que ignora la economía global: no tenemos PLANETA B, aunque vivamos como si lo tuviéramos. Es necesario empezar por el diagnóstico, que nos permitirá centrar los objetivos y diseñar las medidas a implementar para lograr darle la vuelta, en estos años, al modo en que nos movemos, alimentamos, producimos y consumimos, gestionamos la energía y el agua y organizamos las ciudades.

Hablar claro es comunicar a la ciudadanía las consecuencias que la crisis ecológica va a tener sobre la humanidad si no emprendemos medidas sin precedentes a tiempo. Nos enfrentamos a crisis climática, de abastecimiento de energía (ya) y de recursos materiales y asistimos a una extinción masiva de especies que pone en jaque los ecosistemas de los que depende la vida. A estas crisis se suman crisis alimentarias y de acceso al agua cada vez más frecuentes por efecto del cambio climático. Las evidencias científicas se acumulan pero chocan con los intereses y la perspectiva ciega de una economía que necesita crecer ilimitadamente en un planeta finito y que quiere seguir haciéndolo de forma «sostenible» contra toda evidencia, tal y como recogen los Objetivos de Desarrollo Sosetenible 2030.

Hacer frente al calentamiento global, la crisis más acuciante, nos permite hacer frente al resto de la crisis. Vamos a centrarnos en ello y proponer las líneas maestras de cómo hacerlo desde el ámbito local. Tenemos que ser conscientes de que tras más de 25 años de cumbres climáticas no hemos avanzado nada en el objetivo de reducción de emisiones globales.

Fuente: http://keelingcurve.ucsd.edu/

El calentamiento global es el resultado de una civilización industrial que ha sobre explotado la naturaleza y ha rebasado sus límites. Cuando decimos que no tenemos planeta B, estamos llamando la atención sobre el hecho de que hoy la humanidad consume recursos y emite residuos que precisarían 1,7 planetas. El reparto de estos recursos y emisiones es muy desigual, se concentra en los llamados países desarrollados (mal desarrollados) de modo que si los llamados «en desarrollo» los pudieran imitar precisaríamos entre 4 y 7 planetas. Y está concentrado especialmente en las áreas metropolitanas, que como la de Sevilla, requiere un territorio superior a Andalucía para abastecerse de recursos y absorber sus residuos.

¿Esto cómo es posible y qué consecuencias tiene? El nivel de desarrollo logrado por la civilización industrial se ha sustentado fundamentalmente en la energía acumulada durante millones de años, el carbón, el petróleo y el gas. Estas fuentes han permitido construir toda la economía globalizada que conocemos basada en la cultura consumista de usar y tirar y la fábrica difusa. Nos permite el lujo de llenar de naranjas de Sudáfrica nuestros supermercados, mientras las naranjas de Sevilla se quedan en los árboles. Nos han permitido extraer minerales de África Central para nuestros aparatos tecnológicos y devolverles nuestras basuras tecnológicas que se acumulan en Ghana. Pero el resultado de esta voracidad en el consumo nos ha traído el llamado pico del petróleo, momento en el que la curva de extracción ha empezado la parte de descenso mientras la demanda sigue creciendo. Esto va a tener consecuencias económicas para la economía global, que no podrá sostenerse, que se suma al calentamiento global provocado por esta rápida quema de combustibles fósiles.

Para reducir drásticamente nuestra dependencia del petróleo y dejar de extraerlo y quemarlo hay que actuar en la escala local en las siguientes líneas:

1/ Cambio de cultura y modelo de movilidad, responsable aproximadamente de un tercio de las emisiones.

2/ Rehabilitación energética de edificios e impulso del autoconsumo con energía renovable para generación de agua caliente y electricidad, para lograr edificios de consumo cero (ahorro de un tercio de las emisiones)

3/ Cambio del modelo productivo y de consumo, empezando por el alimentario, para lograr productos de Km0, de proximidad y lograr una economía circular de residuos cero (otro tercio aproximado de las emisiones).

4/ Para adaptar la ciudad al calentamiento global es preciso crear una infraestructura verde que de frescor y aire puro a la ciudad, introduciendo criterios de diseño bioclimático en los espacios públicos.

5/ Poner en marcha los ambiciosos planes y medidas que harían esto posible, requiere participación y consenso entre fuerzas políticas, líderes ecónomicos y sociales, profesionales expertos y ciudadanía en general: no es posible hacerlo sin un gran consenso social como reacción de superviviencia. Hará falta sumar esfuerzos y liderazgo público con esfuerzos y liderazgo social, en la misma línea.

6/ Dónde está nuestra principal amenaza, aparece también la oportunidad de incorporar a nuestra juventud en la construcción del futuro, dado que este esfuerzo supone una activación de la económica local, con empleos locales verdes llenos de sentido y que deben ser justamente retribuidos.

El desarrollo de estas medidas para su incorporación inmediata a los programas municipales de las candidaturas en las que concurrimos, en solitario o en coalición, ha dado lugar el documento marco Municipios por el Clima, que hemos coordinado Concha Sanmartín y yo, que contempla el marco urbano y rural, y que precisa lógicamente su contextualización en cada municipio.

Desarrollaré para Sevilla estos seis puntos en artículos sucesivos

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La red de transporte metropolitana que Sevilla Necesita

Artículo publicado en Andalucía Información

Cuando se han cumplido diez años de la puesta en marcha de la línea 1 de metro, única construida de las cuatro diseñadas hace veinte años, urge abrir un debate sobre el transporte metropolitano que tenemos y el que necesitamos. Tenemos un sistema que a nivel metropolitano descansa fundamentalmente en el coche y necesitamos, con urgencia, un sistema de transporte público eficiente que cubra las necesidades del millón y medio de habitantes de la Sevilla metropolitana, que cada día se mueven en este ámbito para ir al trabajo, al estudio o acceder a los servicios.

Es urgente por tres razones. La primera, porque los expertos en Cambio Climático señalan que es urgente reducir drásticamente las emisiones de CO2 asociadas al transporte, tomando medidas sin precedentes de aquí a 2030. La segunda, porque la capacidad de extraer petróleo, responsable del 95% de la energía consumida en transporte, está en declive y no va a llegar a cubrir las necesidades del modelo actual. La tercera, por sus costes sociales y económicos de un modelo que colapsa en las horas punta, hace perder competitividad a las empresas que operan en nuestro territorio, y supone un elevado costo para las personas trabajadoras, que dedican casi una cuarta parte de su jornada laboral a sufragar estos costes. A esto hay que añadir el impacto sobre la salud, por contaminación atmosférica y acústica, la siniestralidad asociada a este modelo y el sacrificio de espacio público, destinado en su mayor parte al coche, en detrimento de los espacios de convivencia y de los modos de movilidad activa y no contaminante.

El objetivo es que todos los principales centros de actividad del área metropolitana de Sevilla estén conectados con un sistema de transporte rápido, de alta capacidad y frecuencia y que toda la población del área metropolitana pueda acceder al mismo en menos de diez minutos, a pie, en bicicleta o con sistemas motorizados ligeros y preferentemente eléctricos.

¿Cómo podemos hacerlo con los recursos que tenemos y en el plazo que tenemos?

Combinando mejoras en el diseño y la gestión del sistema con un uso más eficiente de las infraestructuras disponibles y completándolas con otras que podamos realizar en un corto espacio de tiempo y dentro del presupuesto disponible, en las escalas estatal, autonómica y municipal.

Necesitamos un diseño y un modelo de gestión que integre todos los modos de transporte público mediante una única tarjeta o un bono social, con tarifas por tramos, con independencia del modo que utilicemos. Un sistema con nodos intercambiadores dotados de aparcamientos para vehículos privados, los conocidos como aparcamientos disuasorios o Park and Ride. Dotado de estaciones y paradas que cumplan las normas de accesibilidad universal, con sistema de control de acceso previo a la subida a los vehículos, para evitar las colas que demoran la subida a los vehículos. Este sistema multimodal e integrado, permitirá alimentar a los modos de transporte de alta capacidad existentes e infrautilizados, particularmente las cinco líneas del ferrocarril de cercanías y ampliar el radio de proximidad de sus estaciones siguiendo el modelo holandés que prioriza el acceso a todas las estaciones mediante una tupida red ciclista.

Pero este sistema necesita ser ampliado para cubrir el acceso a todos los principales focos de actividad laboral, de estudios y de servicios, y cubrir toda el área residencial de la aglomeración urbana de Sevilla. Y es posible hacerlo con una inversión mínima en infraestructuras, aprovechando la red viaria existente y reorganizándola para dar prioridad al transporte público, creando una red extensa y continua de plataformas reservadas, diseñadas para Sevilla en el plan de 2006 pero nunca ejecutadas, y ampliada para cubrir toda el área metropolitana. Esta red permitirá implementar rápidamente y a un coste de entre 4-7 millones €/km el sistema de transporte de alta capacidad más eficiente disponible en estos momentos, el metrobus o Bus de Rápido Tránsito. Es el sistema inventado en Curitiba y extendido en todo el mundo con vehículos biarticulados, y que perfectamente pueden estar electrificados.  Con este sistema se puede cubrir completamente el Aljarafe, los Alcores y la comunicación con los municipios del norte y el sur del área metropolitana.

Foto: METTIS, metrobus o B.R.T de Metz, sin raíles. Autor: Esteban de Manuel, 2015

Este sistema permite que imaginemos que en 2030 será posible tener una Sevilla metropolitana con muchos menos coches, sin malos humos, con muchos menos accidentes, dónde la prioridad en el uso del espacio público se invierta para favorecer la convivencia y la movilidad peatonal, en bicicleta, vehículos ligeros de movilidad personal y transporte público.

¿Tenemos que elegir entre Cambio climático y empleo en Sevilla?

Contamos con los recursos y el tiempo suficiente para evitar que el calentamiento global supere 1,5ºC, pero se necesita un esfuerzo sin precedentes, en cuestión de energía, industria, transporte, agricultura, ciudades y edificios. Llegar a reducir alrededor de un 45% las emisiones globales de CO2 de origen humano en 2030, respecto a los niveles de 1990, y lograr el «cero neto» en 2050”

IPCC Cumbre Mundial del Clima, Katowice 2018

El empleo sigue siendo la gran preocupación en nuestra sociedad. Encontrarlo y que no sea precario es la clave para la emancipación juvenil. No perderlo es clave para el sostenimiento de nuestras familias. Le sigue muy de cerca la vivienda. Encontrarla asequible, al alcance de la precariedad laboral imperante, es un sueño casi imposible de conseguir para los menores de 30 años. En este contexto la preocupación por el cambio climático y las consecuencias de la enorme crisis ecológica en curso es normal que no aparezca entre las prioridades de la juventud. Lleva oyendo del tema desde que nacieron. Si se les pregunta son conscientes de que no se está haciendo lo suficiente. Pero no lo viven como una urgencia.

O eso parecía hasta que Greta Thumberg, la niña sueca de dieciséis años que ha sorprendido al mundo inspirando el movimiento juvenil por El Clima, las huelgas climáticas de los viernes conocidas como Friday For Future. Greta oyó hablar del cambio climático con tan sólo ocho años de edad y desde entonces no ha parado de estudiar el tema y seguir atentamente las noticias. Como muchos adultos sentía frustración al comprender la distancia entre lo que la ciencia nos dice sobre el problema, sobre lo que sabemos que tendríamos que hacer, y las insuficientes medidas adoptadas por los gobiernos. Greta insiste en que los responsables políticos no pueden seguir ignorando las advertencias de la ciencia que pide un esfuerzo sin precedentes ante una crisis global sin precedentes. Sin embargo, como vimos en la última Cumbre Mundial del Clima en Katowice, los líderes mundiales ceden ante los intereses ante los intereses económicos con la inestimable ayuda de Donald Trump.

En esa tesitura, pensar en pisar el freno de la sociedad hiperconsumista de recursos no renovables y contaminadora de agua, aire y tierra, como plantean los científicos que es preciso hacer, parece dibujar un inquietante panorama de paro. ¿Es un dilema sin solución?

No lo es, pero es cierto que nos enfrentamos a una situación inédita en la historia de la humanidad y que nos jugamos el futuro hoy. Tenemos muy poco margen de tiempo para evitar caer en el abismo. El río Iguazú fluye aparentemente tranquilo, el rumor se va haciendo cada vez más fuerte, si la nave no gira a tiempo hacia la orilla caerá inevitablemente hacia el precipicio con sus pasajeros dentro. Esa es la prioridad. No hay empleo para los tripulantes que caigan al abismo. Girar a la orilla significa abrir nuevos caminos, llenos de oportunidades, pero también de riesgos. Las actitudes para afrontar esas amenazas con éxito están en las antípodas del discurso del sálvese quien pueda neoliberal. Tienen más que ver con la ancestral cooperación que sigue viva en nuestros corazones y que emerge con fuerza ante las dificultades. Una cooperación que se funda en el sentimiento de solidaridad de quiénes se saben interdependientes. Sobre esa base es necesario construir un suelo social para que nadie quede abandonado a su suerte. Y sobre ese suelo es necesario reorientar la economía y el empleo para que se ajusten al techo ambiental, hoy superado. Eso significa, como dice la ciencia, cambiar muchas cosas y generar muchas oportunidades.

Veamos algunas de ellas que podemos aprovechar en Sevilla. El techo ambiental nos dice que el millón y medio de personas que habitamos el área metropolitana, no podemos seguir quemando petróleo al ritmo que lo hacemos para ir al trabajo, a estudiar y acceder a los servicios. Nuestros espacios productivos, grandes centros educativos, deportivos y sanitarios no están conectados con una red de transporte metropolitana de alta capacidad. Por otra parte, entre un 15% y un 20% de las viviendas del área metropolitana están vacías, contamos con grandes extensiones de suelo urbanizado y sin edificar, pero la vivienda sigue siendo inasequible para la mayoría de la población. Además, el área metropolitana de Sevilla concentra la mayor bolsa de parados de la provincia.

¿Cómo podemos hacer frente a estos retos?

En primer lugar, es urgente poner en marcha una red metropolitana de transporte de alta capacidad, con tarjeta única, que integre cercanías, metro, tranvías y una nueva red de metrobuses. Dicha red conectará los principales espacios productivos, residenciales y de servicios. Se alimentará con la red metropolitana de ciclovías previstas en el Plan Andaluz de la Bicicleta y se complementará con una red de aparcamientos gratuitos para usuarios del transporte público. Como resultado esperado se genera empleo, se mejora la productividad y la actividad económica, se incrementa la cohesión social

En segundo lugar, necesitamos modernizar nuestros polígonos productivos e impulsar la innovación hacia una economía circular baja en carbono, en colaboración con las universidades públicas de Sevilla y nuestros centros educativos de formación profesional. Vamos a fomentar producción de proximidad generando empleo de proximidad y de calidad.

En tercer lugar, necesitamos articular un plan de vivienda metropolitano, gestionado mediante un consorcio de empresas públicas. Deberá contemplar tres líneas de acción prioritarias: la intermediación en el alquiler asequible de la gran bolsa de viviendas vacías, la promoción de vivienda pública y cooperativa en alquiler sobre suelos urbanizados vacantes y el impulso a la rehabilitación y regeneración de barrios. Como resultado esperado, se incrementará la inclusión social, se facilitará la emancipación de la juventud y se generará empleo de proximidad en el sector de la construcción sostenible.

En cuarto lugar, necesitamos promover un parque agrario metropolitano y crear canales cortos de comercialización para mejorar la renta agraria y crear empleos de calidad, al tiempo que nos alimentamos de productos frescos y sanos. Los alimentos que llegan a nuestra mesa recorren de media 4.000 km, con un gran consumo de energía y sus consecuentes emisiones contaminantes. No tiene ningún sentido que nuestras naranjas se quedan en los árboles, arruinando a nuestros agricultores, mientras las grandes superficies nos venden naranjas de Sudáfrica.

En quinto lugar, necesitamos impulsar la transición energética aprovechando nuestro sol en lugar de seguir importando un petróleo que no tenemos. Creando una cooperativa de servicios públicos podríamos impulsar el autoconsumo de energía renovable en centros educativos y edificios públicos, barrios, polígonos industriales y grandes superficies. De este modo generaríamos empleos verdes y reduciríamos la pobreza energética.

En sexto lugar, necesitamos reducir drásticamente y mejorar la gestión de nuestros residuos, para avanzar hacia los residuos cero, contribuyendo a crear empleo en economía circular.

Todas estas medidas necesitas acompañarse de un suelo social, cumpliendo el compromiso suscrito en la Carta Social Europea de garantizar ingresos mínimos a toda la población. Para ello podríamos implementar progresivamente La Renta Básica Universal de modo que nadie se quede atrás como consecuencia de los cambios rápidos que se avecinan.

El día que comprendamos que el Cambio Climático lo cambia todo, lo cambiaremos todo. Y ese día no puede tardar. Nos va la supervivencia en ello, lo sepamos o no. El efecto mariposa iniciado por Greta Thumberg empieza a crear el torbellino de esperanza que necesitamos. Periodistas, educadores y políticos tenemos una alta responsabilidad para estimular el cambio necesario.

En apoyo a las movilizaciones juveniles frente al cambio Climático: No podemos seguir robándoles el futuro

Las personas del mundo académico, investigador y educativo  abajo firmantes nos solidarizamos con la infancia y la juventud movilizada por una acción decidida y eficaz frente al Cambio Climático y con quienes  se pronuncian por las condiciones de vida adecuadas de las generaciones futuras.

Una Ola de esperanza, en forma de movilizaciones estudiantiles, está sacudiendo Europa de arriba a abajo. Greta Thumberg, la joven estudiante sueca está dando nombre a una generación que, contra todo pronóstico, está saliendo de las aulas para decir con ella: “Se nos está acabando el tiempo y os habéis quedado sin excusas”. Los estudiantes harán huelga y se manifestarán exigiendo la declaración del Estado de Emergencia Climática y una campaña para educar a la sociedad sobre la gravedad del Cambio Climático en curso y sobre las medidas urgentes que es preciso emprender.

Las personas del mundo académico, investigador y educativo  abajo firmantes nos solidarizamos con la infancia y la juventud movilizada por una acción decidida y eficaz frente al Cambio Climático y con quienes  se pronuncian por el futuro de la vida en el planeta.

Es una sacudida a la conciencia de las generaciones adultas, particularmente las que llevan las riendas de los gobiernos, pero también al conjunto de la sociedad que les ha dado la responsabilidad de gobernar sin pedirles que tomen medidas decisivas para frenar la crisis climática y el resto de las crisis socio-ecológicas que amenazan el futuro. Pertenecemos al  mundo científico y educativo y nos sentimos igualmente impotentes al comprobar que la llamada Sociedad del Conocimiento se limita a mirar hacia la academia y los centros de enseñanza en busca de saberes instrumentales y  útiles para seguir haciendo negocios como siempre, incrementando la competitividad, mientras da la espalda al conocimiento científico que acumula evidencias de que la civilización y la vida se acerca rápidamente hacia el colapso, precisamente por seguir haciendo los negocios como siempre. Desde las universidades estamos elaborando propuestas para avanzar hacia una nueva cultura económica orientada al bien común, una nueva cultura del agua, de la energía, agroalimentaria, de la movilidad, de la salud, de la ordenación del territorio y las ciudades, de la igualdad y de los derechos. Estamos trabajando proponiendo nuevos modelos educativos y comunicativos que nos permitan comprender y actuar con más responsabilidad ante los graves retos del futuro. Hablamos de estos temas en las aulas con nuestros estudiantes y lideramos proyectos de investigación, pero nos damos cuenta de que no es suficiente: el mundo de los grandes negocios y el mundo de la política, nos lleva directos al colapso climático, alimentario, energético, de acceso al agua potable, poblacional y migratorio, a la gran extinción de especies. No paramos de acumular evidencias científicas y no sabemos ya cómo decirlo para que la voz del conocimiento llegue a la sociedad y reaccione antes de que ya sea demasiado tarde.

Desde los centros de investigación, estamos dando respuesta a lo que reclaman los científicos del panel de Cambio Climático de la ONU en el informe que se debía haber aprobado en la Cumbre Mundial del Clima de 2018, en Katowice (Polonia) y que encontró la oposición de los países liderados por Trump:

“Contamos con los recursos y el tiempo suficiente para evitar que el calentamiento global supere 1,5ºC, pero se necesita un esfuerzo sin precedentes. Si no recortamos tajantemente las emisiones industriales y de transporte, la temperatura global ascenderá a 1,5ºC en algún momento entre 2030 y 2052. Se necesitarían cambios de gran alcance y sin precedentes en cuestión de energía, industria, transporte, agricultura, ciudades y edificios. Llegar a reducir alrededor de un 45% las emisiones globales de CO2 de origen humano en 2030, respecto a los niveles de 2010, y lograr el cero neto en 2050”.

Nuestra juventud ve truncado su futuro por falta de empleo, precariedad laboral y precio inasequible de la vivienda. Son graves problemas que dieron lugar al movimiento conocido como Juventud Sin Futuro. Nuestros hijos e hijas son migrantes en busca de trabajo y proyecto vital, porque en nuestra tierra las políticas de los adultos gobernantes han preferido sacrificar su futuro para alargar las oportunidades de ganancia de una minoría. Ahora empiezan a darse cuenta de que les estamos robando algo más importante y difícil de afrontar. Su generación no tendrá oportunidad de contener el Cambio Climático dentro de unos límites no catastróficos: es tarea a resolver ahora o nunca. Como miembros de la comunidad científica y educativa, desde nuestro compromiso social por la justicia social y climática, apoyamos el movimiento emprendido por la gente joven y les decimos que nos tienen a su lado. Son nuestra esperanza.

Promueven:

Dr. Esteban de Manuel Jerez, Profesor del Máster de Ciudad y Arquitectura Sostenible, director de la revista Hábitat y Sociedad, (US)

Victoria Quintero Morón, Profesora, Departamento de Antropología Social (UPO), Miembro de la Red de Antropología Ambiental

Dr. Valeriano Ruiz Hernández, Catedrático de termodinámica, Ex presidente del Instituto Andaluz de Energías Renovables y de Protermosolar

Dra. Lina Gavira Álvarez, Departamento de Sociología, ex miembro del Comité Andaluz para la Sociedad del Conocimiento (US)

Leandro del Moral Ituarte, catedrático de la Universidad de Sevilla, departamento de Geografía Humana

Dra. Itziar Aguirre Jiménez, Profesora de Agricultura Ecológica (US)

Dr. Ricardo Marques Sillero, catedrático de electromagnetismo y experto en movilidad sostenible (US)

Dra. Carmen Rodríguez Morilla, profesora de Economía Aplicada, Economía del Bien Común, Universidad de Sevilla

Dr. Francisco F. García Pérez, Catedrático de Didáctica de las Ciencias Sociales (US)

Dr. Juan Torres López, Catedrático de Economía Aplicada (US)

Para adherirte al manifiesto cumplimenta los datos del siguiente formulario

Manifiesto por una Sevilla que cuida a las personas, cuida sus barrios y lucha Contra el Cambio Climático

Tenemos que empezar hablando claro. El tema más urgente a resolver por Sevilla, como por toda la humanidad, de aquí a 2030, es poner freno a las emisiones contaminantes que generan el Cambio Climático. Los científicos nos advierten que es posible hacerlo con un esfuerzo sin precedentes. Pero al mismo tiempo nos dicen que se nos acaba el tiempo si queremos evitar que sus efectos sean catastróficos para la vida en el planeta. Lo hecho hasta ahora no es suficiente. No podemos seguir haciéndonos trampas al solitario como ha hecho el gobierno de Juan Espadas con sus dos Planes de Acción por el Clima y la Energía Sostenible. Los científicos nos advierten que tenemos que producir en muy poco tiempo cambios drásticos en la forma en que generamos energía, nos movemos y nos alimentamos. Cambios en nuestros edificios y en nuestras ciudades. La lucha contra el cambio climático con criterios de justicia social es para nosotras el punto de partida de la propuesta municipalista para Sevilla, porque es una batalla que se tiene que ganar fundamentalmente en las ciudades. Y Sevilla tiene la oportunidad de liderar esa lucha al tiempo que activa su economía, genera empleo, mejora sus barrios y limpia el aire que respiramos.

El proyecto de ciudad que proponemos para Sevilla está vinculado a la idea de ciudad habitable, saludable, inclusiva, solidaria y verde. Las medidas para lograr estos objetivos son a la vez nuestra mejor baza para un ambicioso plan de formación y empleo que dinamice nuestra economía hacia el objetivo. Vamos a crear empleo con un ambicioso plan de transporte público eficiente metropolitano. Poniendo a trabajar al sol en nuestros techos para generar la energía que demandan nuestras viviendas, empresas y administraciones. Con un ambicioso plan que cuide y multiplique nuestros árboles, llene de verde nuestras calles y las cubiertas y fachadas de nuestros edificios. Vamos a generar empleo revolucionando el modelo de gestión de residuos con un plan estratégico para lograr el objetivo de residuos cero. Vamos a impulsar un Plan de salud vinculado a respirar aire limpio, libre de emisiones contaminantes, a la alimentación saludable, consumiendo productos frescos de proximidad y a llevar una vida activa, caminando, moviéndonos en bicicleta, y practicando ejercicio y deportes.

Se trata de un plan de emergencia para Sevilla que precisa voluntad de gobierno y actitud negociadora para sumar a todas las organizaciones sociales, culturales, políticas y económicas al proyecto. Para ello queremos construir una candidatura que sea percibida como la de las propuestas para vivir mejor en Sevilla, basada en el diálogo para el buen gobierno de la ciudad. Una candidatura que promueva la democracia participativa en el día a día, porque todas las personas que compartimos esta hermosa ciudad tenemos que tener la oportunidad de contribuir a construir la Sevilla que Queremos.

(Manifiesto para una candidatura municipalista para Sevilla, basada en la democracia participativa, presentado por Equo a la sociedad sevillana, a las organizaciones sociales, económicas y políticas de la ciudad. Si crees que es necesaria una candidatura así, difúndelo)

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