Observaciones y aprendizajes de un viajero por Europa Central

Calle interior de Vauban (Friburgo)

Calle interior de Vauban (Friburgo)

Vengo de hacer un largo viaje por Europa Central. Un viaje de distanciamiento, necesario para reordenar las prioridades y las ideas en el quehacer cotidiano. Un viaje para regenerar los niveles de energía y emprender con nuevos bríos lo proyectos en los que uno anda comprometido. Un viaje de aprendizaje. De observar e imaginar, de disparar ideas a partir de lo que uno ve que funciona en otros lugares y le gustaría probar qué tal funcionarían aquí.

Como urbanista implicado en procesos de participación ciudadana y de transición a la sostenibilidad, tenía mucho interés en conocer de primera mano la experiencia del barrio sostenible de Vauban, en Friburgo y, de regreso, conocer Vitoria, capital verde europea en 2012. Tenía interés en ver cómo organizan el espacio público, la accesibilidad y la movilidad las ciudades más avanzadas de Europa. Y, en estos momentos en los que el gobierno frena en seco la transición del modelo energético hacia la sostenibilidad, siendo particularmente beligerante con el autoconsumo de energía renovable, quería ver con mis ojos cómo se está desarrollando ésta en Alemania, dónde el 40% de la energía renovable se produce sobre los tejados de las casas en régimen de autoconsumo.  Leer más de esta entrada

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¿son los ecobarrios un lujo o una necesidad?

Huerto del Rey Moro (Sevilla)
Vivimos en ciudades en un mundo globalizado, con una economía cada vez más deslocalizada. Nuestras ciudades se han expandido y difuminado por el territorio y tienen una huella ecológica descomunal. La de la Sevilla metropolitana es la mitad de Andalucía. Hemos pasado de tener ciudades mediterráneas, compactas y complejas, a tener ciudades rápidas, de hamburguesas, anglosajonas, de urbanizaciones, polígonos, y centros comerciales con burguer símbolos.  Leer más de esta entrada

espacio público: catalizador de la ciudad sostenible

La ciudad es la mejor representación de las potencialidades, los límites y los fracasos de una determinada civilización. Cada ola de cambio civilizatorio ha traído un sistema territorial y urbano propio. Hoy, cuando estamos en transición de las ciudades heredadas de la civilización industrial, responsables del 80% del cambio climático, con una enorme huella ecológica (Sevilla metropolitana tiene una huella ecológica que pisa la mitad de Andalucía), a las ciudades postindustriales, ecológicas, el espacio público de nuestras ciudades se convierte en el escenario de las contradicciones de las ciudades que tenemos y en semillero en el que se están experimentando soluciones de las ciudades del mañana. Frente a la segregación funcional y social que provoca la ciudad mercantilizada propia de la sociedad neoliberal, aparecen iniciativas comunitarias que proponen la recuperación del espacio público en diversas escalas, desde los huertos urbanos y plazas de barrio a los parques periurbanos que pretenden conservar nuestro paisaje agrícola y patrimonial.

En la conferencia impartida en el Ciclo organizado por Iniciativa Sevilla Abierta planteo algunos conceptos que nos permiten realizar una lectura crítica y propositiva sobre el espacio público. La conferencia está grabada en dos partes (parte 1 de análisis crítico y parte 2 brotes verdes de espacios públicos sostenibles). También se puede ver la presentación . La tesis que defiendo es que hoy la sociedad está tomando la iniciativa y recuperando el espacio público con iniciativas sostenibles desde el punto de vista social, económico y ambiental que están revitalizando la ciudad.

Green Apple: ecobarrios para todos

El reto de reducir las emisiones de CO2 causantes del efecto invernadero pasa en gran medida por la transformación de las ciudades que tenemos. El enorme incremento de la población urbana mundial se ha visto acompañado con la implantación de un modelo segregacionista, tanto a nivel físico como social. Los principios del urbanismo moderno, basados en el racionalismo, distinguen y separan en el espacio la residencia, el trabajo y el ocio, y los conectan con las grandes vías para el vehículo motorizado. Esto ha simplificado la ciudad, la ha expandido por el territorio, ha incrementado la movilidad motorizada y le ha hecho perder vitalidad. Los barrios han dado lugar a urbanizaciones y polígonos sólo residenciales, con casi nula actividad para un espacio público que se concibe para el coche. La población se ha ubicado en el espacio en función de su renta en barriadas sociales o urbanizaciones residencias de viviendas unifamiliares. La ciudad se ha expandido y se ha segregado y todo esto ha funcionado incrementando el consumo de energía. Al mismo tiempo, el desarrollo de las instalaciones de acondiconamiento y la energía barata derivada de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) ha generado una arquitectura descontextualizada, homogenizada, poco adaptada a su medio natural y cultural, y que ha sido una gran devoradora del territorio y de todo tipo de recursos. Leer más de esta entrada

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