No tenemos un Planeta B, Sí tenemos un Plan B

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Este 5 de junio es muy especial en España. Es el día del Planeta. Estamos en vísperas de una campaña electoral en la que decidiremos quién debe gobernar, con qué políticas debe hacerlo y cómo. Y hay varias cuestiones en juego al respecto que son centrales para nuestro futuro y que corren el riesgo de quedar ocultas tras la espesa niebla del ruido electoral. Voy a entrar en el tema en diálogo con Juan Torres y Vicenç Navarro, con quiénes comparto buena parte del diagnóstico de por qué hemos llegado a esta crisis económica, social y política y por qué se ha gestionado 180º en sentido contrario al que debía. Tuve la ocasión de disfrutar de la pedagógica lección al respecto que impartió Vicenç Navarro en Sevilla el pasado jueves 2 de junio, en el marco del debate «Los peligros para la democracia en la España Actual». Y como no tuve ocasión de entrar en diálogo con él en persona, lo hago desde aquí, de bloguero a bloguero. Leer más de esta entrada

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¿Como poder lo que todavía no podemos?

Dibujo de César Umbell

Dibujo de César Umbell

Antonio Turiel inicia un debate imprescindible en torno a lo que PODEMOS y LO QUE NO PODEMOS, a propósito de la decisión del equipo de Pablo Iglesias de encargar su programa económico a Juan Torres y Vicenç Navarrro. Animo a su lectura y esbozo mi posición. De este modo continua el debate entre decrecentistas y neokeynesianos, en el que se vieron involucrados Vicenç Navarro con Los errores de la tesis del decrecimiento económico y mi compañero Florent Marcellesi, que argumentaba que la crisis económica es también una crisis ecológica, además del propio Turiel desde su magnífico blog The Oil Crash.  E interpela directamente a Pablo Iglesias en tanto que firmante del Manifiesto Última Llamada, cuyas tesis apuntan en dirección opuesta a buscar una salida de la crisis estimulando el crecimiento vía consumo, como propugnan los economistas Neokeynesianos.

Cada vez veo más claro que la estrategia tiene que ser de transición: partir de lo que podemos, para hacer posible lo que no podemos todavía pero es imprescindible. Y esto es posible si compartimos una visión de futuro (construida sobre la base de una democracia participativa y deliberativa) y fijamos los pasos que podemos dar en esa dirección, sin desviarnos. Una estrategia de transición.

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Una de cal y una de arena

 

Llevamos dos veranos seguidos en los que los mercados, y quiénes gobiernan para ellos, parecen empeñados en no dejarnos descansar. Los especuladores están aprovechando para hacer su agosto y los gobernantes se ocupan de que la factura la paguemos nosostros. El mal gobierno está dispuesto a dejar sin  pan ni casa a quiénes nada tienen, a negarles los 400 € que les corresponden a quiénes no tienen otros ingresos. Es otra línea roja que no  no podemos permitirnos  franquear. En ello estamos. Con cerca de seis millones de paradados, resultado del fracaso del modelo productivo impulsado por los sucesivos gobiernos de España y de las polítcas de recortes destructoras de empleo emprendidas tras el estallido de la crisis, esta medida es socialmente cruel y radicalmente injusta. No se puede amnistiar a los grandes defraudadores y quitar el dinero a los pobres para salvar a los banqueros. Acciones como las organizadas por el SAT, con el asalto a los supermercados, ponen el dedo en la llaga. Si el Estado abandona cualquier principio de justicia y de equidad social está éticamente justificado dar de comer a quiénes nada tienen tomándolo de a quiénes sobra. Así se lo recuerda el teólogo González Faus al ministro de interior. Y el economista Juan Torres, compañero admirado, saca las cuentas traduciendo a carritos de comida, algunos de los grandes robos consentidos y amparados por el gobierno. Al gobierno de los mercados le indigna que los jornaleros no les dejen descansar en agosto. Les indigna que el asalto organizado a los (super)mercados pueda dañar la imagen de España. No se dan cuenta de que para dañar la  imagen de España les basta y sobra con nuestro presidente de gobierno. Yo más bien veo que  los jornaleros del  SAT nos dan una lección de dignidad. ¡Y han dado en la diana! Leer más de esta entrada

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