(Este artículo fue originalmente publicado en Sevilla Directo el día 1 de noviembre de 2011)
En Paris nos jugamos nuestro futuro común este otoño entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre. La XXI Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas, la COOP21, es posiblemente nuestra última oportunidad de llegar a acuerdos efectivos que limiten el cambio climático ya en marcha dentro de unos márgenes que eviten el colapso de nuestros ecosistemas y por ende de la civilización. El objetivo consensuado es evitar que la temperatura media global supere los dos grados centígrados. Por encima de este nivel el grado de incertidumbre sobre lo que ocurrirá con el clima y sus consecuencias sobre el hábitat suponen un riesgo excesivamente alto de afrontar para la humanidad.
Si Andalucía deja de tener un clima mediterráneo, lo que ocurrirá si las temperaturas suben por encima de dos grados de media, no sólo se verán amenazado nuestro turismo por la combinación de la subida del nivel del mar y la huida de los turistas hacia climas más benignos. Será difícil que sigamos cultivando la vid y el olivo. Nos jugamos la base de nuestro sustento económico y la salud. Las olas de calor persistentes y cada vez más prolongadas harán muy dura la vida en nuestras ciudades y la población vulnerable, niños y mayores, sufrirán las consecuencias. Por tanto en Paris nos enfrentamos a una prueba que dará la medida de la capacidad de la humanidad para afrontar el siglo de la Gran Prueba. La humanidad no va a poder evitar, ni retrasar por más tiempo, enfrentarse a la cuestión de los límites que impone el planeta.
¿Pero cómo podemos luchar de manera efectiva contra el cambio climático? ¿Qué medidas es preciso tomar y qué podemos hacer desde las ciudades? Leer más de esta entrada
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