Don Salvador

José Sacristán en Un Lugar en el Mundo

El paso de Don Luis a Don Salvador, de segundo a tercero de primaria, supuso para mí algo así como pasar el Cabo de Buena Esperanza, tras un año de navegación con viento en contra. Supuso coger vientos favorables y descubrir nuevos horizontes. Me cambió la vida para siempre. A Don Salvador lo tengo como mi primer Maestro. Me inoculó el gusto por aprender. Pasé de odiar ir al colegio a tener una curiosidad insaciable. A partir de ese año me pasé el día preguntando, en clase y en casa, a todos los adultos que tenía a mi alcance.

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La letra con sangre no entra

Ilustración de Javier Jaen, publicada en La Letra Con Sangre Entra, El Diario Vasco

La letra, con sangre entra, debió ser el lema inventado por algún psicópata para justificar su maltrato a las niñas y niños a su cargo. No encuentro ningún fundamento pedagógico que lo justifique. Con el tiempo llegué a hacer el doctorado en Ciencias de la Educación y no encontré ninguna pista que me permitiera entender ese método de aprendizaje. Desde luego conmigo no funcionaba. Don Luis, mi maestro de segundo de primaria, sin embargo, si creía que ese método funcionaba y se esmeraba en aplicarlo.

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